jueves, 26 de abril de 2007

JOSÈ WATANABE: ADIOS GRAN GUARDIÀN!!!


Es una terrible congoja ver partir a un ser querido; pero más terrible todavía, ver partir a un gran poeta. Hoy ha partido a un mundo al cual alguna vez nosotros partiremos (solo nos lleva la delantera) Nos ha dejado un poeta y maestro el gran poeta trujillano José Watanabe.
Siempre me gustó mencionarlo en algunas conversaciones, sin embargo en ésta lo hago no para poner el año, de la publicación de un nuevo libro, sino para ponerle fin a su trayectoria literaria.
Aunque haya partido, jamás su obra partirá con él. Partió solo, pero dejó un legado a futuros poetas peruanos.

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jueves, 12 de abril de 2007

RESEÑA A UN GRANDE

En 1967 nació el más descomunal de los autores. A su temprana edad (16 años) publicaría el libro que revolucionó la narrativa añeja de su tiempo. Con su libro Matando al Quijote (1983) no sólo evidenció una destreza en el uso de las viejas técnicas vanguardistas y un vuelco total a la vieja historia Cervantina, sino que había logrado crear un nuevo arsenal técnico que luego imitarían muchos jóvenes latinoamericanos de esta época y un grupo de compatriotas suyos (Grupo Jamuel del 98)
Conocedor de los estilos y técnicas clásicas, muchas de sus obras nos sorprenden. Pone de cabeza a los viejos autores siendo esa peculiar característica tan alabada y apreciada por la crítica y sus lectores.
En sus libros la historia de los Buendía se hace más creíble (Vieja soledad, nueva muerte), los cuentos fantásticos se hacen superlativos (Nuevas ficciones), la transformación de un hombre se hace más absurda (No era un escarabajo) y el viaje al infierno se hace celestial (Oyendo a Plutón en el cielo)
Hoy que celebramos 9 años de su muerte y a 40 años de su nacimiento no nos queda más que esperar que pase media centuria o tal vez más para esperar por otro autor como lo fue éste.

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LUSTRANDO LOS RECUERDOS

Como extraño los momentos apacibles de la infancia, donde la situación más nimia daba tanta alegría y luego recordarla por siempre. Hoy, pasado los años, la situación más nimia es eso mismo: nada sustancial. En estos momentos en que uno se hace conciente de la edad es cuando uno va extrañando más los recuerdos de antaño. Los recuerdos se hacen gratos e insufribles a la vez.
Cuando la pereza nos llega tomamos conciencia de la vida. Nos vamos encaminado a un sendero oscuro al cual más y más nos acercamos, y es difícil dar vuelta atrás. Cuando el cuerpo está cansado y aburrido nos refugiamos en las caras alegres, en las risas naturales. Cuánto quisiéramos robarles su alegría. No importa ser presos por un momento de felicidad, de remembranza.
Cualquiera sea el momento cuando nos ataca la nostalgia, presenciamos nuestra orfandad, y entendemos a los Buendía.

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